Visto en el Festival de Cine de Karlovy Vary (República Checa)
Sería cruel tachar de autoindulgente este largometraje experimental tan personal y, obviamente, tan dolorosamente realizado y vivido; pero estoy tentado. Alguien del Instituto Sundance, que también programa para el KVIFF, introducido Tarnation como sobre todo sobre la madre del cineasta. Es difícil ver esto. Aunque su madre aparece de forma prominente al principio de la película, y de forma más efectiva al final, esta película está tan llena de Jonathan Cauoette -retrato tras retrato, vídeo tras vídeo, película tras película, cara tras cara tras cara tras cara... eh, ya te haces una idea... que me resultó difícil salir de ella pensando en nadie ni en nada más. Supongo que ésa es la intención de Cauoette, y que te guste o no esta película puede depender de si te gusta o no -bueno, quizá sea pedir demasiado-, puede depender de si al menos simpatizas o no con Cauoette, cuya vida estuvo ciertamente llena de abusos. Todavía estoy pensando si esta película le hace justicia a su vida, lo que probablemente sea una especie de recomendación, si quieres.
Página IMDB de Tarnation describe la película como un "documental sobre cómo creció con su madre esquizofrénica -una mezcla de instantáneas, Super-8, mensajes de contestador automático, diarios en vídeo, primeros cortometrajes y mucho más- extraído de 19 años de su vida". Las imágenes también están muy manipuladas, supongo que digitalmente; al menos muchas de las imágenes en las que aparece el propio Cauoette están alteradas, mejoradas o coloreadas de forma chillona. Las imágenes de su madre, y de casi todos los demás miembros de su familia, también están manipuladas, pero menos. De hecho, los momentos más espeluznantes de la película se producen en un extenso fragmento de la película. verite es una toma tardía de la vida de su madre que muestra su completa desintegración mental (acababa de volver del hospital tras una sobredosis de litio): se desmelena incoherentemente, bailando y cacareando enloquecidamente, con una calabaza. Es realmente horrible de ver y no puedo imaginar qué llevó a Cauoette a distribuirlo internacionalmente.
El espejo de esta secuencia es una vieja filmación en Super-8 de él mismo a los 11 años de edad camping interpretando los papeles de varias mujeres, una de ellas llamada Sharlita, creo, todas ellas víctimas de abusos por parte de los hombres de su vida. Cauoette no puede resistirse a jugar con este material, creando saltos y coloreando la película, pero cuando sus instintos son buenos, es decir, cuando no se limita a imitar los últimos 50 años de técnicas cinematográficas underground, es un cineasta poderoso. Esta secuencia de ese niño precoz, obviamente gay y obviamente talentoso, pero también obviamente jodido, es casi tan poderosa como la de su madre con la calabaza. E igual de vergonzosa.
Lo interesante de esta secuencia, y una de las pocas cosas que encuentro interesantes de toda la película, es lo transparentemente inarticulada que está Cauoette, verbalmente quiero decir. Los títulos que superponen una narrativa aproximada a los efectos visuales experimentales son planos y carentes de emoción, mientras que las imágenes que los rodean son cualquier cosa menos eso. Del mismo modo, cuando Cauoette habla en la película, excepto cuando interpreta a otra persona, siempre suena como un niño, y no dejaba de confundirme y sorprenderme su edad cronológica frente a la emocional que proyecta. En ese contexto, en un esfuerzo por comunicarse, su maníaco uso de todos los trucos cinematográficos resulta conmovedor, aunque al final no lo suficiente.
Sea cual sea el placer catártico que sintió editando y manipulando algunas de estas dolorosas secuencias ? y puedo entender completamente la necesidad de ello ? creo que tuvo que haberse agotado en el momento en que tomó la decisión de ponerlo realmente en circulación. Al hacerlo, invita al público a juzgarle. Quizá sea eso lo que quiere. Por mi parte, desde luego es difícil perdonar a alguien que escruta tan despiadadamente a su familia, poniendo cámaras en su cara de loco durante toda su vida, al tiempo que expone su careto, y el de su novio neoyorquino de cara inexpresiva y bonita, para una exhibición narcisista casi sin parar. Esa debe ser una de las cosas que intenta conseguir: "¡Mírame! I soy bonita y yo do ¿Vives en Nueva York? Perdona, Brooklyn y que te vaya bien ¿Genial? apartamento y yo do tengo un novio guapo, todas esas cosas buenas me han pasado a pesar de toda la mierda que me ha echado encima toda mi vida la loca de mi familia".
Merece la pena celebrarlo, sin duda; pero no estoy seguro de que nadie más deba pasar por ello.
[...] normalmente me mola el solipsismo gay de Stateside, por muy impresionantes que sean formal o estilísticamente, y suelo pasar de películas con sinopsis como ésta: [...]