Patadas adolescentes
Dirigido por Craig Boreham
98 minutos, Australia, 2016
Publicado originalmente de forma diferente en Letterboxd.
A los pocos minutos de la escena inicial de esta película australiana, en su mayor parte olvidable, que se muestra en la imagen destacada de este post, ya había predicho el primer "giro", y también la mayoría de los demás: Aquí viene un accidente y probablemente una muerte.
Tenía toda la razón. El determinismo no es difícil de detectar.
Exceptuando esa escena inicial -la única observación genuina e interacción sin angustia de la película- en la que dos amigas ven porno lésbico juntas y están a punto de utilizarlo como puente para hacer también otras cosas -aunque las interrumpe papá-, lo que sigue son horas de aburrida autorrecriminación y culpa ingrávida (o al menos lo que parecieron horas).
He aquí una selección de lo que sucede: un tipo sexualmente reprimido besa a su mejor amigo después de una escena en la ducha y luego su amigo le da un puñetazo (nunca hablan de ello hasta que una anhelada (¿?) violación acaba por resolverlo todo, como así ocurre); un breve giro hacia la adicción a la heroína al estilo de Sid y Nancy, fácilmente encogido de hombros de alguna manera y representado por un ridículo montaje de un minuto de duración; un intento de suicidio por ahogamiento en el patio trasero de la piscina, frustrado por el mejor amigo para el que se realizó; y así sucesivamente.
Pero hubo una sorpresa que mi alma cansada y cínica no pudo predecir: que nuestro héroe, la cifra sexualmente confusa y autocompasiva, acabara pagando a su violador por el privilegio. El violador toma el dinero de la mano de su víctima y se va, algo que los dos amigos debían hacer juntos, ya sabes, antes de la violación. Por qué estaban tan excitados para irse, nunca lo averiguamos y la película tampoco tiene interés en decírnoslo. A mí me pareció bien. Bonita piscina, la playa, abundante cerveza, colegas surfistas y todo eso.
Eso es lo que te hace el amor, supongo, cuando no sabes quién coño eres ni lo que estás haciendo. (Hablo de los cineastas, no de los personajes. No podemos culpar a ellos.)
Patadas adolescentes representa un nuevo punto bajo para el cine homosexual confuso y que se odia a sí mismo.
Como se puede ver, la película es capaz de seducirnos con sus seductores encuadres.